Muchos lectores tenemos dificultad en la comprensión de poesía pues a menudo es algo esencialmente subjetivo que no todas las sensibilidades pueden captar. En alguna ocasión he podido comprobar que si juntar palabras nos puede resultar difícil juntar notas musicales es un trabajo imposible y ya unir ambas inspiraciones en una única obra, en una canción que supere el tiempo, sólo está al alcance de artistas extraordinarios. Las de amor pagan un precio exagerado porque el sentimiento en sí, dulzón, fácilmente excesivo, lleva consigo su fugacidad y exige una luz que la mayoría de las palabras que escribimos es incapaz de dar, necesitan la música.
Y los intentos quedan varados a la espera de inspiraciones capaces de hacerles volar, con la eterna duda de si el peso de la vulgaridad o de la afectación lastra cualquier deseo y condena a las palabras a un eterno retiro en su rincón oscuro que finalmente es el destino de la mayoría de ellas.
El día que tú no estás
Mi mañana empieza en ti
sobre tu pecho.
Tu corazón mueve el mío.
Luz en tu rostro
viento suave en mi piel
horas que huyen
vida, música y luz.
Cuando tú no estás,
el tiempo vence, él gana siempre.
Sólo en mi lecho
un sol lejano me ignora.
Frío del alma, rutina triste
soledad, miedo por ti.
Horas vacías, deseo, nostalgia
Y la esperanza de tu imagen en mi puerta
Cuando vuelves, venzo al tiempo.
En la ilusión renacida
de tu vuelta,
en tus ojos,
sobre tu pecho
mi corazón mueve el tuyo.
Entonces, solo entonces
bendigo
el día que tú no estás.
Conjugar inspiración, creatividad y sentimiento es la terna para un buen texto poético. Dsepués, como comentaba un poeta amigo, vienen las tareas previas al emplatado: tachar, reescribir, pulir, releer…
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Hace unos años, en circunstancias especiales, escribí tres o cuatro letras de canciones (o así las imaginaba yo).No he vuelto a escribir ese tipo de textos ni creo tener la vocación o la inspiración para hacerlo con un nivel que me satisfaga. Pensé que tenerlas guadadas era algo inútil, uno siente siempre la tentación de conocer el valor que otros dan a tus escritos. Por ese motivo las subí al blog. Pero te agradezco sinceramente tu comentario, es bienvenido.
Salud
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El mejor juicio es, siempre, el de uno mismo, que conoce las motivaciones de sus letras y, con el paso del tiempo, al releerlas, valora si compartirlas o no. Celebro que las compartas.
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